El Duque de Warminster no conseguia controlar su ira. Primero, aquella tonta jovencita se habĂa introducido en su carruaje con engaños, obligĂĄndolo a cruzar media EscĂłcia con ella. Luego, cuando el vehĂculo se volcĂł y Ă©l saliĂł herido, volviĂł a mentir, diciendole a la pareja escocesa, que les habĂa brindado hospitalidad, que ella y el Duque estaban casados. Sin embargo, su anfitriona habĂa adivinado la verdad al instante. Con un brillo de malicia en los ojos, hizo notar al Duque y a su flamante "esposa", que, de acuerdo con una singular ley escocesa, toda pareja que, ante testigos, declarara estar casada, quedaba legalmente unida en matrimonio. El Duque se quedĂł petrificado de asombro. ÂżSerĂa posible que Ă©l y aquella insensata muchachita, pudieran estar de verdade⊠casados? Pero el Destino, les havia reservado una sorpresa; un amor apasionado, imposible de resistirâŠ