Un amor de verano cuando esos veranos tenĂan el color de la tierra y la cadencia de las canciones italianas. El efĂmero tiempo de un amor apasionado en la edad de los baños de rĂo. Ahora el protagonista viaja a la bĂșsqueda de la muchacha antigua y durante ese trayecto los trenes o las fotos ocupan el espacio de cuanto quedĂł en las orillas discretas de las verbenas.
"TenĂas diecisĂ©is años y hacĂas fotografĂas a las tripas rechonchas de los aviones. DiecisĂ©is para diecisiete. TambiĂ©n coleccionabas piedras. Otras veces te entretenĂas amasando muñecotes de harina de maĂz. A esa edad todo tiene los ingredientes golosos de la reposterĂa casera. Te cautivaba lo pequeño y contemplar en las madrugadas cĂłmo los insectos acudĂan obedientes a la luz. Todo era verano."
ÂżEn que se convierten los sentimientos cuando se calcifica el corazĂłn? ÂżCuĂĄntas historias caben dentro de una misma historia? Zambuch es un ĂĄlbum de perdidas. De todas las pĂ©rdidas, incluidas las muertes pequeñas o aquellas otras de mayor resonancia. En esta novela hay un inventario de lo que pudo ser y no fue, pero tambiĂ©n de la generosa bondad del recuerdo o de la cara mĂĄs amable del rencor. Los sĂmbolos y la belleza vienen a ocupar el silencio que dejĂł una marcha.
"No sabes lo que me cuesta contarte esto. EscribĂ unas lĂneas para ti, pero no te vayas a creer que eran estas. Eran otras muy distintas. Unas colmadas de ilusiones y de esperanza. En ellas contaba cĂłmo te embelesabas con la mĂĄs mĂnima tontada, de quĂ© manera te quedabas en Babia contemplando el pedĂșnculo de las cerezas o el pezĂłn encogido de los higos secos."
Su autor se maneja con magistral solvencia narrativa y con una conmovedora habilidad descriptiva a través del relato de los hechos Su peculiar estilo es capaz de llevar en volandas al lector a lo largo de una sugerente poética de lo pequeño y de lo cotidiano El tiempo de este libro es el tiempo de los seres que lo habitan, de aquellos que se dan cita en las torrenteras de un paisaje de secano y en los mapas de un territorio tan de interior como la propia memoria.
Permitir que la literatura se acerque a beber de la orilla mĂĄs serena de la realidad. El relato se mueve, magistral y sin ruido, ante los ojos del lector al tiempo que su mente acude confiada al recuerdo.
Ferran Garrido, escritor y periodista RTVE.