Este ensayo de Sandra Caponi respira una atmósfera de pospandemia cuando todavÃa sus consecuencias no se han extinguido, sino que, por el contrario, son bien palpables. En un campo de intersección entre la epistemologÃa, la historia de la psiquiatrÃa y la historia social de las enfermedades, la autora logra introducir una interrogación histórica acerca del surgimiento del neuroléptico, sus condiciones de posibilidad y la utilización que se extiende hasta hoy en dÃa sin interpelar al campo biomédico.
En la historia reciente, el psicofármaco y el discurso neoliberal de la gestión sanitaria —fuertemente apoyados por la industria farmacéutica— han logrado, tal como lo advierte Caponi, un reduccionismo explicativo del sufrimiento humano. Los sufrimientos psÃquicos, que se han multiplicado a partir de la pandemia, con frecuencia son traducidos como diagnósticos psiquiátricos definidos a partir de metodologÃas interesadas exclusivamente en identificar sÃntomas con trastornos mentales, supuestamente causados por desequilibrios neuroquÃmicos, y que, por tanto, deben ser compensados con el psicofármaco correspondiente como «balas mágicas» para resolver problemas que no son médicos, sino sociales y –fundamentalmente– subjetivos.