Desde hace ya varias décadas, el déficit habitacional y la calidad del hábitat son un desafío constante para los arquitectos, urbanistas y los planificadores. Las grandes ciudades están siendo afectadas por un crecimiento indiscriminado de la población que se ubica espontáneamente y con frecuencia en situación precaria, en la periferia o en los intersticios de los núcleos urbanos. Es evidente en las ciudades latinoamericanas debido al nivel de pobreza de sus sociedades y la brecha de clases sociales.