Durante los últimos años se ha puesto de manifiesto un profundo vacío ético en el ámbito económico y financiero. Entre ganar dinero sucio y rechazarlo por motivos éticos, muchos han preferido mancharse las manos. El caníbal es insaciable.
El peso de la ley contribuye al orden pero, ¿hay otros mecanismos en el interior del hombre que le impidan corromperse? El autor presenta la ética como la mejor dieta ante una crisis económica estimulada por el egoísmo.