Toda historia tiene su final.
Eso me lo dijeron una vez, pero el final tiene muchas formas. La última página de un libro, el último aliento de la vejez, lo que te lleva abruptamente al final de tus días, el adiós de una relación, el regreso de un largo viaje, la flor que se marchita al final de la primavera.
El final es una promesa.
La promesa de que todo en algún momento terminará, bueno o malo. Incluso la peor tragedia al final pasará, la herida más profunda cicatrizará, la sequía más larga terminará, el obstáculo más alto se superará, el recuerdo más doloroso dejará de doler, todos los malos pensamientos desaparecerán.
Y se transformarán en otra cosa, algo mas bello, para darte un respiro entre dificultades.