Do, según las artes marciales significa Camino de Vida. Iniciando el Do invita a reflexionar sobre el significado de la existencia del Ser Humano. Invita, a su vez, a hacernos conscientes de la esencia constitutiva del Ser Humano, en cuanto a su vivencia espiritual, racional, emocional y actitudinal. A partir de hacernos conscientes de nuestra esencia, empezar a entender cuál es nuestra posición constitucional dentro del Universo. Esto nos lleva a visualizar una nueva percepción de nuestra existencia y del vínculo estrecho con todo lo que nos rodea. La aspiración consciente o inconsciente del Ser Humano, hacia la superación constante de sus capacidades, en función de sus aptitudes es inobjetable.
Desde que aprendemos a comunicarnos, al principio con balbuceos, gestos y luego ya con palabras y códigos de conducta adaptados al entorno, estamos siempre aprendiendo y buscando a la vez cuáles son nuestros límites. Podemos percibir que es el entorno el que nos impone las reglas de juego, que nos limita en cuanto a nuestro potencial y a nuestras aptitudes. En algún momento, nos hacemos conscientes que los límites y los miedos a superarlos son sólo nuestros, que en realidad sólo nosotros tenemos el potencial de superarlos con un objetivo compartido con el resto de la humanidad: el bien común. Cuando nos hacemos conscientes de ello es que comenzamos a vivir la vida con el objeto de enseñar con nuestros actos, nuestras palabras y finalmente con nuestro legado a quienes nos perpetúan.