Tienes en tus manos un libro para perder el tiempo, indicios o pistas de cómo hemos llegado hasta aquí y ahora. Casi todos los poemas que lo componen son de escritura reciente. Tienen fecha, aunque esta no importe demasiado. El orden (o desorden) es más o menos cronológico, siguiendo las estaciones de la memoria. Si lo abres, se destruye en instantes.