Steffi ha estado en silencio tanto tiempo que ya se siente completamente invisible. Pero Rhys, el chico nuevo de la escuela, puede verla. El es sordo, pero su conocimiento del lenguaje de señas le indica a las claras que ella está asignada a cuidarlo. A Rhys no le importa que Steffi no hable y, en la medida que encuentran formas de comunicarse, ella descubre que es dueña de una voz y que serĂa capaz de enamorarse de la Ăşnica persona que la hace sentir lo suficientemente valiente como para usarla.