Haber nacido hijo ilegítimo alejado de mis raíces parentales favoreció mi crecimiento, empujándome desde muy niño a intentar comprender el rompecabezas de la vida humana y de todo lo que nos rodea; hasta hoy. La familia, en general, suele ser el primer lastre en el desarrollo individual. Todo lo supedita a un establecido artificial.
Las normas familiares están basadas en creencias sociales, concebidas para que todo perdure tal cual, para beneficio u obsesión de una élite que en los tiempos modernos es un entramado de conspiración mundial. Con la norma se sirve a un modelo social.
Observando los hombres, me dejé llevar por la vida aceptándola como es: un misterio absoluto, un anzuelo constante, una cascada de descubrimientos, un continuo devenir y una exaltación de la belleza y equilibrio que puede impulsar a crecer hasta nuestro final.
A mis 76 años la existencia me ha concedido el regalo de poder escribir y terminar mi primer libro, cuando me hubiera gustado hacerlo con 30. En este corto relato hay mucho para pensar, bastante para disfrutar, musicalidad para trotar, energía para rellenar una mochila y convicciones que me asaltaron. Me gustaría que el lector pasara un buen momento.