A los 14 años, con la lectura de Análisis profano de Freud, se produce un quiebre en la vida de María Esther Gilio: "Después de haber pasado mi primera infancia diciendo 'quiero ser médica de locos', después de ver un film de Claudette Colbert en que ésta, con todo su encanto francés, convertía a locos furiosos en santos de estampita, quise ser psicoanalista".
Este es el testimonio de alguien que sospecha que hablar de uno mismo en el pasado es como hablar de otra persona, y que el presente surge permanentemente como un espejo que no siempre queremos enfrentar de manera directa ("Llegamos a hoy. Y yo no quiero escribir sobre mí misma"). Como si la conversación con quienes compartimos preciados intereses mostrara nuestra identidad más genuina, la autora –abogada, escritora, biógrafa y periodista– nos habla de experiencias de vida a través de una serie de entrevistas. Aparecen aquí algunos de los más importantes y prestigiosos psicoanalistas contemporáneos: Jean Laplanche, Jacques Alain Miller, Emilio Rodrigué, Elisabeth Roudinesco, Benzión Winograd, Silvia Bleichmar, Janine Altounian, Lito Benvenutti, Mordechai Benyakar, César Botella, Françoise Davoine, Jean-Max Gaudilliere, Daniel Gil, Max Hernández, Philippe Jeammet, François Marty, Paul Roazen y Teresa Yuan.
De manera paulatina, el lector encontrará en estas páginas una impresión de coherencia ética y profesional en el tratamiento de temas que le dan sentido a aquel primer deseo, y que revelan que "nuestras decisiones siempre están estrechamente unidas a lo que imaginamos".