Derivas de la piel es una invitación permanente a rozar la belleza. Cada poema es una coordenada en esa deriva, trazada con delicadeza por una mujer que se buscó a sí misma y en esa búsqueda recorrió todo un territorio. Naturalezas humanas, vegetales y animales que ahora conoce como el alfarero a la tierra húmeda que tiene entre sus manos.
Deriva, exploración y territorio son las claves de este objeto poético que tiene el lector en sus manos. Pero no hay territorio que no se convierta en mapa bajo la mano que lo dibuja, que lo escribe o que lo acaricia. Podría parecer que lo que este libro nos ofrece son los mapas del deseo, del amor y del desamor, pero son más que eso. Son también los mapas del asombro ante la belleza del animal tendido en el lecho (animal male); son celebración y conciencia de la temprana huida. Antes de que el depredador despierte y ataque de nuevo (…) Líneas que conjugan los verbos del descubrimiento y la conquista, terreno en que la autora, conquistadora y conquistada, combina las palabras con la sabiduría de alguien que se revela a sí misma y al mundo desde el lenguaje literario.
Patricia Iriarte