Joan Gael era un chico común y, a la vez, diferente a los demás. Sus sueños impulsaban su vida, pero alcanzarlos era una posibilidad que se veía lejana.
Tuvo que aprender a sobrevivir en un entorno familiar y social bastante complicado donde la religión y los prejuicios estaban a la orden del día. Cada situación que se le presentaba, venía acompañada de un fuerte impacto emocional, espiritual y moral.
Desde pequeño estuvo conectado con alguien muy especial que lo acompañaba y lo alentaba siempre.
Desafiando y enfrentando a su familia, a sus creencias y a la Iglesia, llegó a un punto límite en el que puso en peligro hasta su propia existencia.
Problemas de salud lo llevaron a vivir de un modo impensado, y así descubrió que tenía la posibilidad de empezar a resurgir mirando la vida desde otra perspectiva.
Todo lo que le había provocado una gran decepción, se había convertido en un gran aprendizaje. Haber intentado vivir lo que otros esperaban de él, no había resultado una buena opción. Pero aún con esa carga pesada, el desafío de VIVIR, estaba esperándolo con los brazos abiertos.