La escuela y la constitución de los sistemas nacionales de educación del siglo XX fueron privilegiados como estrategias para formar al ciudadano, entendido como el nuevo príncipe, un sujeto moderno distanciado de los métodos educativos tradicionales impuestos por la familia y la Iglesia.
El presente libro intenta dilucidar algunos aspectos de los imaginarios nacionales en la primera mitad del siglo XX y sus expresiones en el campo de la educación, así como su incidencia en la constitución de algunas de las subjetividades contemporáneas.
De esta manera, la autora pone en duda y contrasta las diferentes representaciones sociales difundidas por intelectuales pertenecientes a grupos modernos de las élites, la legitimación de la razón, la idea de raza y el desencantamiento del mundo y las sociedades modernas, fundamento inherente de los Estados-nación.