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El puente de Occidente y la integración de Antioquia

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El puente de Occidente sobre el río Cauca se construyó entre los años de 1887 y 1895, en el camino que conduce desde Medellín hasta Santa Fe de Antioquia, pasando por Sopetrán. La obra se levantó en un lugar alejado de todas las facilidades operativas, cuando el transporte de materiales sólo podía hacerse a lomo de mula, cuando las técnicas constructivas eran muy precarias para una estructura tan compleja, y cuando solo podían usarse, casi exclusivamente, materiales locales, a saber, madera, ladrillo cocido, argamasa y piedra. Constituyó una verdadera odisea del ingenio y de la gestión de los antioqueños. Hoy continúa en operación, más de 120 años después.

A pesar de su belleza y magnificencia, este puente no puede considerarse como un hito aislado, sino como lo que verdaderamente fue: un elemento indispensable para el camino de Antioquia hacia el mar Caribe, sueño que venían acariciando los antioqueños desde principios del siglo diecinueve. En esa época, el camino y el puente constituían una necesidad primordial, para permitir la salida al mar y facilitar la colonización de Urabá.

Inicialmente, este libro tuvo como propósito presentar la manera como se concibió, se diseñó y se construyó el puente de Occidente. Sin embargo, a medida que se avanzó en la investigación, se hizo evidente que era necesario analizar toda la obra en su conjunto, es decir, el camino hacia Urabá con el puente.

Estas obras titánicas fueron propuestas por un grupo de empresarios y ciudadanos antioqueños, con el apoyo del gobierno local y nacional. Contó con el liderazgo del gobernador del departamento de Antioquia, el señor Marceliano Vélez, quien autorizó la conformación de la Sociedad Puente de Occidente, como promotora y dueña de la obra, y contrató a los ingenieros José María Villa, antioqueño, y Juan Henrique White, inglés radicado en Antioquia, para hacer el puente y el camino, respectivamente.

Gracias a los esfuerzos mancomunados del Estado y de los inversionistas privados, las dos obras se construyeron simultáneamente y se entregaron para su operación en 1895. Desafortunadamente, las dos confrontaciones militares que ocurrieron poco después obligaron al departamento a desviar a la guerra los recursos necesarios para el mantenimiento del camino, el cual pronto desapareció, tragado por la selva. Afortunadamente, el puente se mantuvo en pie, y así continúa hasta hoy.

El libro se ocupa de los siguientes asuntos: Las principales facetas de la vida de José María Villa que sirven para comprender el alcance de su obra. Una reseña general del sistema de caminos que existía en Antioquia a finales del siglo diecinueve. La historia de los primeros puentes colgantes que construyó José María Villa, a saber, el de La Cabaña, el de La Iglesia, el de Pescadero y el La Pintada, y su relación con los caminos respectivos. La epopeya que significó la apertura de un camino que condujese de Antioquia al mar Caribe e hiciera viable la colonización de Urabá. El estudio de factibilidad técnica y económica del puente de Occidente, realizado por José María Villa por encargo del gobernador Marceliano Vélez. Los procesos, detalles e incidencias de la construcción del puente de Occidente. La historia, interesante e instructiva, de cómo se conformó y cómo funcionó la Sociedad Puente de Occidente, responsable y dueña de la obra. Las bondades y las dificultades que el puente de Occidente presentó durante su operación, a lo largo de más de seis décadas hasta que lo sustituyó el puente José María Villa o puente del Paso Real, construido por el ingeniero Juan de Dios Higuita, discípulo de Villa. Finalmente, unas consideraciones y una recomendación sobre el futuro del puente de Occidente, emblema de Antioquia.