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El sello y la pluma

E-book


La emisión de un sello postal siempre obedece a un motivo: conmemora un episodio en particular y lo fija en el tiempo. Coleccionar es un instinto humano básico y muy antiguo. La filatelia es más que una mera afición o hobby: es una verdadera pasión que revela mucho más que lo que cada estampilla conmemora en sí misma. Los sellos postales nos permiten viajar a cualquier país sin necesidad de pasaporte; de su mano se podrá conocer al hombre y su entorno: la aldea, la populosa ciudad, el orbe; pisar su suelo, contemplar sus paisajes, su flora, su fauna; adentrarse en su historia, con sus luces y sombras; conocer su cultura, sus ritos, su música…

Desde una perspectiva simple, un sello postal es un pequeño trozo de papel impreso con un valor por el servicio de correo de un destino a otro. Pero no es sólo eso. Para el coleccionista, los sellos postales son un universo de relojes detenidos en un tiempo preciso, cada uno contiene una historia. La filatelia es una guía que conduce a los libros y en ellos se aprende a mirar intelectualmente los hechos, la sociedad, el mundo… la vida. A educarse con lucidez, a reconocer los valores, las luces y las sombras de los pueblos y de los hombres en el devenir de su historia.

El estudio de las estampillas, es la puerta de entrada a un mundo de realidades, mitos y leyendas. Un mundo que puede abordarse desde la historia o la ficción, lo abstracto o lo específico; un mundo que involucra tanto al individuo como a la colectividad en su relación con sus tradiciones o sus ideas de avanzada. Un mundo que reviste un interés particular precisamente por su capacidad de descubrir, de extraer del objeto coleccionado historias apasionantes que revelan el espíritu por preservar la memoria que da sentido a la efeméride.