Decidí escribir esta novela, para recordar y plasmar los hitos que estimé más importantes del pasado, rindiendo un homenaje a través de la literatura a quienes participaron en ellos, pero también para empezar a olvidarlos y así entonces ser cada día más libre en la apreciación de lo acontecido. También para compartir con el prójimo mi visión recreada en la ficción y poder así conocer más del reflejo de ella en los demás, lograr adentrarme en mi mismo, y así alejarme de la angustia que implica sentir la soledad de nuestras profundas tribulaciones de lo que fue parte de nuestra vida. Asimismo, para alejar las disquisiciones de nuestra propia mente y espíritu enfrentando con nobleza nuestras vivencias. Lo hice, además, para permanecer íntegro al volver del lado del sufrimiento marcado por las pérdidas, derrotar al reinado de estas y reunir al final lo disperso de mi verdadera esencia, para comprender en la travesía por la conjunción de los caminos de la experiencia lo verdaderamente valioso del sentido de la existencia, y así ser en el tránsito por la pradera de la vida, más humano.