"El futuro posible en China podrĂa ser el siguiente: la enorme poblaciĂłn del paĂs se reunirĂĄ como una verdadera gran familia en una gran mĂĄquina gestionada por el gobierno". El autor de esta frase es Han Song. No es un sociĂłlogo, no es un polĂtico, es un escritor de ciencia ficciĂłn, alguien acostumbrado a realizar predicciones imaginarias, de cumplimiento improbable.
Como demuestra Espejo rojo, Han Song acertĂł. El descollante desarrollo tecnolĂłgico de China, a la par que mejora las infraestructuras y es un elemento clave en el crecimiento de la economĂa de las Ășltimas dos dĂ©cadas, es tambiĂ©n, y sobre todo, un formidable aparato de control social. Los smartphones han hecho la vida mĂĄs fĂĄcil, pero permiten hacer un seguimiento minucioso de la actividad de los ciudadanos; los puntos que se asignan segĂșn el cumplimiento de las leyes, aseguran un mayor apego a las normas y automĂĄticamente generan listas negras, personas marcadas y señaladas; las ciudades inteligentes son una proeza de la planificaciĂłn y el bienestar, y tienen implĂcito un sistema de vigilancia y castigo. No hay progreso que no conlleve una mayor intromisiĂłn del Estado la esfera privada.
Simone Pieranni escribiĂł lo que probablemente sea el mejor libro para entender la China actual. Analiza las polĂticas del presente y las relaciona con una cultura varias veces milenaria, que filosĂłficamente no estĂĄ reñida con las prĂĄcticas actuales. Y nos alerta sobre la deriva autoritaria que puede tener el uso intensivo de la tecnologĂa en manos del Estado de grandes conglomerados privados. En China y en cualquier otro paĂs del mundo.