Estos relatos están hermanados por el tono intimista de sus narradores, siempre en primera persona, y por el sentimiento de nostalgia que impregna el evocar esas experiencias tal vez mínimas, tal vez intrascendentes para el observador desprevenido, pero que son justamente las que más se graban en ese complejo proceso humano de abrir los ojos al mundo y empezar a crecer. El dolor de la pérdida, los tanteos iniciales del amor, el descubrir el paso del tiempo, la falsedad, las carencias económicas y la dignidad, el encontrarse con el mar o con lugares y personas que solo existen en el recuerdo son temas que estos cuentos recorren de manera sutil, cuidadosa, no desprovista de ternura, con una sensibilidad que se construye minuciosamente desde la voz particular de sus protagonistas.