16 de julio de 1923, precisamente despuĂ©s que el Ășltimo obrero habĂa terminado su tarea, me mudĂ© a
Exham Priory. La restauraciĂłn habĂa implicado desmedidos trabajos, ya que de la construcciĂłn original apenas
si quedaba un montón de ruinas, pero como se trataba de la mansión de mis antepasados no reparé en
gastos. La finca habĂa permanecido deshabitada desde Ă©pocas de Jacobo I, cuando un drama de aspectos
espantosamente trĂĄgicos, si bien en buena medida comprensibles, se precipitĂł sobre el jefe de familia, sus
cinco hijos y algunos criados.