La luna se oculta, tímida
Pesarosa, pero indómita
En un mar de nubes grises
Y el azul de la concordia.
Es testigo cruel, frívolo y atacante
Roza siempre tu semblante
Y arrebata tu perfume.
[…]
Morir de frío.
La luna está brillante y descarada
Desde que te has ido;
Solo quiero volver a verte.
Cualquiera no cambia el curso de los acontecimientos.
Ni provoca de nuevo la necesidad de escribir versos.
Solo pretendo dejar por escrito la insistencia espontánea del alma cuando Cupido ha clavado su flecha y él está demasiado lejos.
En el fondo, estas páginas son solamente para ti.