La Ley 54 de 1990 ha sido, sin lugar a dudas, una de las leyes que ha motivado mayores controversias en el campo del Derecho de Familia colombiano, no solo doctrinales sino también jurisprudenciales.
Después de veinticinco años de haber sido promulgada, indudablemente, el contenido aplicable hoy es muy diferente al que en principio existía al entrar en vigencia la ley.
El sentido de la norma, que no fue otro que el de establecer los derechos y obligaciones entre las personas que convivían como casados sin estarlo, fue manipulado y desviado en razón de un inconsciente colectivo que se resistía a tratar a los convivientes bajo el mismo principio de igualdad con el que el ordenamiento jurídico trataba a las parejas que se casaban, por el rito civil o católico.
Si bien es cierto que hoy se ha obtenido el tratamiento igualitario en la mayoría de aspectos de la ley, todavía se conservan algunas diferencias que carecen de justificación y que se deberían romper por vía de interpretación jurisprudencial en un simple ejercicio exegético o, de no ser posible, con la correspondiente modificación normativa.