Prólogo
El Cider en sus cuarenta años: testimonio de un pasado con futuro Me sorprendió y me halagó el que los profesores Javier Pineda Duque y Bert Helmsing me invitaran a escribir algunas reflexiones sobre el Cider, con ocasión de la publicación de documentos que relatan su evolución en cuatro décadas, por algunos de quienes tienen el justo reconocimiento de haber sido protagonistas de su historia o continúan relacionados con su construcción.
Mi vinculación con esta realización ha sido marginal. Ocurrió durante la expansión de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes. En 1966, el Gobierno de los Países Bajos aceptó la propuesta de la Facultad de apoyarla en el mejoramiento de sus facilidades de docencia e investigación, especialmente con el uso de modelos físicos en los campos de la hidráulica y la hidrología. Para el efecto, el rector de la Universidad, Ramón de Zubiría, firmó un convenio de cooperación con la Dirección de Asistencia Técnica Internacional del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino de los Países Bajos. Gracias a la idoneidad de los expertos de este país que vinieron a trabajar en la Universidad de los Andes y de los colombianos que se vincularon como investigadores y estudiantes al proyecto, su realización fue extraordinariamente exitosa y contribuyó a estrechar las relaciones entre los dos países y a incrementar el intercambio de investigadores y de conocimientos.