Antes de la década de 1970, Colombia no tenía antecedentes de exportación de droga a gran escala; solo se convirtió en uno de los más importantes actores cuando llegaron contrabandistas estadounidenses al país a comienzos de esa década y comenzaron a pagar altos precios por la marihuana. Esta droga y luego la cocaína ocasionaron un tsunami de dólares ilegales en el país, que alimentó todo tipo de delitos. Los niveles de criminalidad y violencia aumentaron continuamente y, para fines del siglo XX, los colombianos se preguntaban si las instituciones nacionales podrían soportar el multifacético desorden financiado por un flujo masivo de dinero proveniente del narcotráfico. Para cuando los colombianos comenzaron finalmente a enfrentar la crisis de manera efectiva, después de 1999, más de 300.000 personas habían muerto a causa de actividades relacionadas con las drogas ilícitas. Fueron víctimas de una violencia cuya fuente eran los males de la caja de Pandora que había desencadenado el dinero de la droga.