Entre los muchos europeos que viajaron a la Argentina figuró el periodista francés Aquiles Sioen. Afincado en el Río de la Plata, escribió en 1879 Buenos Aires en el año 2080, un interesante librito de ciencia ficción donde explicaba cómo sería la capital argentina en el futuro.
La novela se desarrolla, principalmente, en un imaginado Buenos Aires de 2080. También en algunas regiones de la Patagonia con lo cual no podríamos siquiera imaginar como eran en 1879 y mucho menos como serán en 2080.
La trama es simple: Enrique es un joven que debe viajar en ferrocarril de la Patagonia a La Rioja, para asumir su primer empleo: la administración de una mina de cobre. A medida que se desarrolla el viaje, se describen las características de la Argentina futura. El país es cosmopolita, y los idiomas francés, inglés, ruso y chino son tan usuales de oír en la calle como el castellano. Buenos Aires ha pasado de 250.000 habitantes a 2.800.000; la Argentina cuenta con 30.000.000.
A pesar de los numerosos avances técnicos descriptos (como un gran «sol eléctrico» que ilumina la ciudad durante la noche, sostenido por una estatua de Prometeo), la eutopía de Sioen es reaccionaria:
- la soltería se considera un vicio inmoral, al extremo de que el matrimonio es obligatorio a partir de los veinte años;
- a los piropeadores los condena a prisión un Consejo de Ancianos;
- el teatro ha sido erradicado debido a que «exalta las bajas pasiones»;
- y las mujeres no tienen iniciativa individual y son sumisas a sus maridos.Era una de las primeras veces que la Argentina en general y Buenos Aires en particular eran el escenario de una ciencia ficción local. Impregnado por el espíritu de Julio Verne, Sioen hizo algo parecido a lo que habían hecho:
- Tomás Moro (Utopía, 1516),
- Francis Bacon (La Nueva Atlántida, 1624)
- y luego harían Edward Bellamy (Looking backward or The year 2000, 1888),
- el propio Julio Verne (Un periodista en 2889)
- y Aldous Huxley (Un mundo feliz, 1932)proyectó sus deseos, fantasías y miedos bien lejos de su época para hablar indirectamente de su tiempo.