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Casandra se desvanece

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La filosofĂ­a occidental primaria se conoce a travĂ©s de fragmentos. AsĂ­ parece terminar, en estructuras tan condensadas que son, como antes lo fueron desde su pedacerĂ­a, meras abstracciones. Esa fragmentaciĂłn es la misma que somete a los miles de millones de seres humanos confinados por la pandemia, quienes ahora concluyen aquel contraseño de la razĂłn occidental: el aislamiento biolĂłgico, en algo infinitesimal (al fin fragmento) que colapsa totalidad.El fragmento es lo pequeño, lo que se encuentra desprendido del todo. La pandemia del covid-19 invisible. AdemĂĄs de los cuerpos humanos que sufren sus consecuencias, la condiciĂłn microscĂłpica de la peste requiere mediaciones, algo que le otorgue narratividad, un acto ideolĂłgico de dominio porque es una interpretaciĂłn. La pandemia absorbe y paraliza todo lo demĂĄs. Como si la historia abriera un gozne, un intervalo: ahora concluye y comienza Âżque?De un dĂ­a para otro se cumpliĂł la sentencia marxista: todo lo sĂłlido desvanecido en el aire. Lo sĂłlido era la costumbre, el imaginario de la normalidad. Al suspenderse los procesos comunes, el individuo volcado hacia afuera queda encerrado en su interior subjetivo todo el tiempo, sin el agridulce encuentro somĂĄtico con los demĂĄs. El idiota, segĂșn la etimologĂ­a griega, es el que estĂĄ encerrado en lo particular. Pascal vuelve a tener agobiante razĂłn: los problemas de la gente derivan de no saber, no poder quedarse en casa.