En su vertiginoso avance, la biotecnología suscita constantemente retos morales que cada quien debe enfrentar por sí mismo, tarea nada fácil en un sistema que privilegia la uniformidad acrítica sobre la individualidad crítica. En un mundo regido por la lógica del mercado, la educación en bioética está llamada a cumplir un papel fundamental, al favorecer el desarrollo de las capacidades que permiten a las personas tomar decisiones favorables para el bienestar individual y colectivo. Esta investigación aborda un desarrollo biotecnológico particular –los alimentos genéticamente modificados– para entender de qué manera la apropiación del conocimiento bioético en un grupo de estudiantes universitarios se traduce (o no) en el surgimiento de personalidades críticas que contrarresten las asimetrías de poder e información entre productores, comercializadores y consumidores.