En 1778, cuando Jenny Wiley contaba 29 años de edad y estando embarazada de su quinto hijo, fue capturada por los indios, que asesinaron a su hermano menor y a sus dos hijos pequeños ante ella. Durante 11 meses tuvo que vivir como esclava de sus captores, asà como amante de uno de ellos, un jefe shawnee que finalmente la vendió a un cherokee. Tras casi un año de vejaciones logro escapar en una marcha de dieciocho horas hasta que pudo ponerse a salvo y reunirse con su esposo. No hay hombre o mujer en el este de Kentucky y Virginia que no esté familiarizado con su historia. Los hechos de su captura, su huida y su regreso al hogar han sido transmitidos de padres a hijos y son aún recordados.