Los herejes, los disidentes del pensamiento común, obligan a poner en duda las ideas generalmente admitidas que sobreviven en muchos casos por inercia. Los disidentes mejoran el pensamiento del que disienten. Quizá por esa razón escribió san Pablo: "Conviene que haya herejes". En nuestro tiempo la idea de herejía se ha desvanecido. Pero la palabra sigue viva para referirse a los que se apartan de las reglas escritas o no escritas.
Los herejes tuvieron el valor de decir lo que pensaban y de morir por sus ideas. A muchos de ellos les hubiera resultado fácil retractarse en el último momento y librarse de la cárcel o la muerte, pero no lo hicieron, porque lo que pensaban lo pensaban con honradez, y no se traicionaron a sí mismos. En estas páginas se esbozan las vidas de veintidós de ellos. Aunque parezcan fantásticas e inverosímiles, son absolutamente reales. Pero de esa realidad que, como tantas veces, se aproxima a la ficción.
"La lectura de Herejes de Antonio Pau sirve al autor para reflexionar sobre la capacidad creadora de las creencias y lo destructora que puede ser la ortodoxia cuando no está templada por la experiencia religiosa".
Álvaro Pombo El Mundo
"Acaba de aparecer un libro fascinante, Herejes, de Antonio Pau. Es un libro breve, escrito con claridad azoriniana. Su claridad expositiva es también notoria y fiables el rigor de las citas y las fuentes. La mayor parte de las veintidós vidas que se glosan en él parecen sacadas de un relato de Borges, y no es improbable que alguna vez nos hayamos cruzado con sus nombres leyendo al escritor argentino: Pelagio, Pedro Valdo, el Maestro Eckhart, Servet, Valentín el Gnóstico..." (Andrés Trapiello en El Mundo)
"El ensayista Antonio Pau ilustra su apasionada defensa de la libertad de pensamiento analizando la vida y la obra de una veintena de perseguidos por la Iglesia". (Babelia)