La pintura y la escultura gestuales de Tà pies, Chillida, Millares, Chirino, Saura, la ironÃa de Eduardo Arroyo, Equipo Crónica y Luis Gordillo, la diversidad de los años ochenta y la actividad de los artistas jóvenes...
La modernidad supone diversos estándares económicos, sociales, polÃticos y culturales, también morales, que en nuestro paÃs no llegaron a darse durante mucho tiempo (y que todavÃa hoy es dudoso se hayan alcanzado, al menos en alguno de esos aspectos). Tras las transformaciones habidas durante la IIª República y los proyectos frustrados por el estallido de la Guerra Civil, "normalidad" fue uno de los modos de referirse a la modernidad. La pintura y la escultura trabajaron con determinación en ese sentido cosechando éxitos muchas veces inesperados. El gesto informalista de artistas como Tà pies, Chillida, Saura, Millares, Rà fols, etc., la ironÃa del realismo crÃtico de Eduardo Arroyo, Equipo Crónica, Juan Genovés, Equipo Realidad, el lenguaje original de Luis Gordillo, para citar solo algunos nombres conocidos, la actividad polémica de las diversas formas de conceptualismo, socavaron -en ocasiones con su sola presencia, a veces de una forma explÃcita- la vida acartonada y represiva autoritariamente impuesta, y lo hicieron con obras que desbordaban los lÃmites de la "resistencia polÃtica", obras que continúan teniendo vigencia artÃstica, estética y cultural. Pinturas y esculturas que constituyen la base de un diálogo con formas inéditas, con proyectos en realización, singulares muchas veces, casi siempre originales, que nos obligan a mirar el arte de una manera diferente: convertirnos en "espectadores" nuevos, pues sabido es que todo arte, el que se hace ahora y el que se hizo en aquellos años, crea a sus propios espectadores, su propio mundo.