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La mente herida: Atravesar el dolor para superarlo

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Una enfermedad, un duelo —y hasta un mensaje de Whatsapp— pueden herirnos, porque nos afectan en un punto en el que somos especialmente frĂĄgiles. En cualquier caso, el dolor siempre deja huella. A veces, conservamos su recuerdo, conscientes de que somos lo que somos tambiĂ©n gracias a Ă©l; otras, nos daña de forma indeleble, provocando reacciones que a largo plazo se vuelven disfuncionales y pueden originar autĂ©nticos trastornos. Como heridas que no cicatrizan, las experiencias dolorosas provocan otro dolor y van acompañadas de otras emociones: miedo, angustia, rabia.

Trabajar desde la Terapia EstratĂ©gica con los trastornos vinculados a experiencias traumĂĄticas y dolorosas significa intervenir especĂ­ficamente en las modalidades perceptivo-emocionales de la persona. El objetivo es ayudarla, segĂșn los casos, a resituar los acontecimientos del pasado, a gestionar un presente angustioso o un futuro que de repente pierde significado, desaparece o adquiere tintes intolerables de pĂ©rdida. Los protocolos de intervenciĂłn permiten, ademĂĄs, dirigir a la persona hacia la estructuraciĂłn de nuevos aprendizajes, sobre todo la capacidad de gestionar con eficacia las emociones dolorosas y de pĂ©rdidas, inevitables compañeras en el camino de la vida.