Antes de entrar en el tema, permitidme hacer algunas observaciones preliminares. En el continente reina ahora una verdadera epidemia de huelgas y se alza un clamor general pidiendo aumento de salarios. El problema ha de plantearse en nuestro Congreso. Vosotros, como dirigentes de la AsociaciĂłn Internacional, debĂ©is tener un criterio firme ante este problema fundamental. Por eso, me he creĂdo en el deber de tratar a fondo la cuestiĂłn, aun a trueque de someter vuestra paciencia a una dura prueba.
Debo hacer otra observaciĂłn previa con respecto al ciudadano Weston. Este ciudadano, creyendo actuar en interĂ©s de la clase obrera, ha desarrollado ante vosotros, y ademĂĄs ha defendido pĂșblicamente, opiniones que Ă©l sabe son profundamente impopulares entre la clase obrera. Esta prueba de valentĂa moral debe merecer el alto aprecio de todos nosotros. Espero que, a pesar del tono nada halagĂŒeño de mi conferencia, el ciudadano Weston verĂĄ al final de ella que coincido con la acertada idea que, a mi modo de ver, sirve de base a sus tesis, las cuales sin embargo, en su forma actual, no puedo por menos de juzgar como teĂłricamente falsas y prĂĄcticamente peligrosas.