Este libro pretende desarticular el modelo médico de la discapacidad, que está sostenido por una concepción médica que asocia toda discapacidad a "enfermedad". De esta manera, como respuesta exclusiva de trato hacia personas con discapacidad, la concepción médica propone la rehabilitación como el único modo de bienestar.
La obra parte de la idea que la salud es un derecho, no un deber. Si la persona con discapacidad desea intentar algún mejoramiento de su salud, ello debe estar garantizado. Pero, suponer que todos los problemas derivan y son el estado de salud es (en el mejor de los casos) desconocer por completo la situación de personas con discapacidad. Ello porque esconde y solapa una manera "negativa" de percibir a las discapacidades.
En este sentido, los y las profesionales de la salud que asumen el modelo médico tienden exclusivamente a proponer tratamientos médicos con pretensiones rehabilitadoras. Así, el modelo está soportado por una concepción que encuadra una manera, incluso, de ver los deberes de los y las profesionales de la salud hacia personas con discapacidad.
A su vez, es menester reconocer que la discusión merece distinciones: ¿qué sucede con aquellos supuestos en los que la persona no comprendería la información suministrada en el proceso de consentir un tratamiento o las consecuencias de no llevarlo adelante? ¿Es ello óbice para negar la manifestación de consentimiento informado de esa persona?
En definitiva, este libro se propone indagar cómo interpretar la capacidad jurídica de personas con discapacidad, cómo implementar los sistemas de apoyo y qué criterio tener en cuenta a la hora de tomar en cuenta las preferencias del o la paciente.