La poesía de Yago Mellado es una perspectiva desde el centro del mundo. Y aquí el poeta es su propio centro, el origen del ser tiempo y espacio, como una proyección que se mueve del sitio sin desplazar el paso de su voz, que atraviesa sus propios atlas personales, sus nuevas geografías reconvertidas en experiencia íntima, para hablarnos siempre desde dentro, desde ese núcleo íntimo, por debajo del manto y la corteza, proyectado sobre la inmensidad. Cartografía de una tangente es, a todas luces, un libro necesario para su propio autor. Nada hay en él de mera poesía de circunstancia o geográfica, de fedataria íntima de la propia vivencia; hay, en cambio, una visión plural de la existencia, multiforme y dinámica, cambiante, adormecida, dentro de los pliegues de la realidad, por encima y debajo, entre los agentes corrosivos del clima y la intemperie abierta de los años que nos van devorando.