Pensar la ciudad es un acto que contiene numerosas dimensiones, dimensiones técnicas, culturales, sociales y de todo tipo. Tal vez podríamos decir con más precisión que pensar la ciudad es pensar un régimen de sentido, régimen que es a su vez su propia materialidad, visto así no sería la ciudad el escenario de la vida, sino que al mismo tiempo seria la vida la que hace ciudad. Por eso pensar la ciudad no es el mero acto analítico de causa y efecto sino que consiste en meterse en el indeterminado espacio donde la vida misma va construyendo mundo material. Es un pensamiento que excede al pensamiento técnico, y aunque no lo reemplaza, es condición indispensable para ser pensamiento proyectual. El Trabajo de Gustavo Arteaga Botero, incursiona en esas dimensiones, analíticas, técnicas, económicas, culturales con suma rigurosidad, pero especialmente aborda un campo de indeterminación a partir de someter el proyecto y el pensamiento a conceptos imprecisos, que requieren ser trabajados, como el de espacios híbridos, territorios vagos, espacios con posibilidad de ser aprovechados, capturados por y para la vida urbana. Pero no se trata de meras abstracciones, sino de incursionar desde el proyecto en un mundo de posibilidades, de entender que el proyecto no es una mera respuesta a un problema sino que, además, es un acto de apertura a nuevos posibles, a nuevos modos de apropiación humana del espacio para hacerlo habitable. El texto que tiene la forma de tesis, esa es su génesis, pero a su vez abre y aporta al campo del proyecto y al pensamiento urbano, es desde este punto de vista una intervención muy valiosa para nuestro campo.