Son tres las ideas que contiene Capital y resentimiento. Primero, que el Internet y las plataformas, que configuran el capitalismo actual (desde Amazon hasta Google), constituyen la Ășltima metamorfosis de un rĂ©gimen financiero que fue instalado a partir de los años sesenta. AquĂ, la informaciĂłn se ha vuelto una mercancĂa y una fuente de creaciĂłn de valor. La segunda idea es que ha ocurrido una fusiĂłn entre el poder financiero y las nuevas tecnologĂas de la informaciĂłn. Las bolsas y el sistema de Internet trabajan en conjunto en mĂĄs de un sentido. Esto ha dado por resultado una fragmentaciĂłn y polarizaciĂłn de la opiniĂłn pĂșblica, que parece estar siempre tironeada por las falsas noticias y la necesidad de informarse. Esto ha traĂdo consigo que el riesgo de pĂ©rdida de la democracia sea inmediato. La tercera idea, y la mĂĄs inquietante de todas, afirma que para que este nuevo sistema funcione, las plataformas de Internet necesitan la activa presencia de todos nosotros en la web. Uno de los mayores combustibles de nuestras actuaciones y de todos los datos que producimos para el capital es, precisamente, el resentimiento. Es decir, el nuevo orden econĂłmico, consolidado sobre los mercados financieros y las plataformas de internet, transforma hasta la Ășltima fibra de nuestra subjetividad y sentimientos para producir valor y enriquecerse.