En alguna ocasión el azar puede jugarnos una mala pasada.
Por ejemplo, puede hacernos conocer a personas nada recomendables.
Por momentos querremos renunciar a lo que puso en nuestras manos, pero nuestra conciencia no nos lo permitirá.
Fue el azar el que dio a Alex algo que le llevará contra las cuerdas.
Le hará caminar sobre una cuerda floja sobre unos cuchillos muy, pero que muy, afilados.