"Hace ya mucho tiempo, SĂłcrates, AristĂłteles y otros filĂłsofos griegos, hablaban de la «vida buena» en contraposiciĂłn a la «buena vida». En nuestra sociedad existe la creencia de que la felicidad estĂĄ detrĂĄs de la buena vida, de hecho, hablamos de «darnos la buena vida». La buena vida implica sentir placer fĂsico, tener comodidades, que los deseos materiales que tengamos se vean cubiertos, y que ese desarrollo material nos produzca seguridad. La buena vida tiene mucho que ver con tres tĂ©rminos: placer comodidad y seguridad. En los años sesenta las personas decĂan que el dinero tenĂa un 40% de importancia para su felicidad, hoy en dĂa esa cifra es del 70%. Cada vez mĂĄs, asociamos la felicidad con tener acceso sin lĂmite a cosas materiales, a deseos, placeres y comodidades. La buena vida estĂĄ orientada hacia la total comodidad y hacia que nada altere esa comodidad. Por el contrario, la vida buena puede llegar a ser incĂłmoda, y con escasez material, porque busca un tipo de felicidad diferente, que no estĂĄ basada en placeres o en cumplir deseos, sino que estĂĄ orientada a que la vida tenga un profundo sentido y significado.
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