Encarnar la piel de la bárbara Sandalveth en Reinos de Alanar lo es todo para Vera. Sobre todo, cuando recorre el juego junto al hechicero Efarin, su mejor amigo, aunque solo lo conozca en aquel mágico mundo digital. Pero el destino nunca se comporta como uno quiere y el viejo ordenador de Vera se estropea en plena época de exámenes, apartándola de Efarin y todos sus planes. Por si fuera poco, Vera debe enfrentarse a una mudanza, al inicio de una nueva vida en Guadalajara y a su ingreso en el bachillerato de Artes sin su apoyo incondicional, Efarin.