Un territorio especial, a veinte kilómetros de Marruecos y cercano al Peñón. Dos fronteras. Una tradición de contrabando y tránsito de personas de mundos distintos. Un clima mediterráneo con toques atlánticos. Playas de ensueño y puertos clave. Vida cotidiana demorada y las prisas de los narcotraficantes. Una velocidad que ha aumentado con el hachís y ha chocado contra una sociedad que había aceptado las cosillas de la droga como un trabajo más. Varias muertes provocadas por narcos conduciendo lanchas o escapando de la policía han despertado conciencias. Enrique Figueredo retrata con pluma magistral cómo el comercio ilegal de tabaco y droga –e inmigrantes cuando la demanda afloja– influye en la vida de la costa gaditana y del Campo de Gibraltar en particular, cómo el dinero fácil seduce a los jóvenes y cómo su efecto corruptor puede llegar a las mismas fuerzas de seguridad, cómo las marcas y coches de lujo registran excelentes ventas en la zona y la vivienda sube de precio para todos... Un retrato trepidante de una zona que pudiera ser otras muchas del mundo, de sus héroes y sus cómplices.