Cuando se estudia la vida de un grande hombre, los biógrafos suelen seguir cronológicamente el itinerario de sus hechos notables, de aquellos acontecimientos de su vida pública y privada que fueron hitos de su existencia y que quedaron allí, detenidos en el tiempo, señalando los perfiles mismos de la personalidad que se proponen definir y analizar. Raras veces se detienen en el señalamiento de sus lecturas, de sus libros y autores preferidos, para destacar las influencias que éstos ejercieron sobre sus vidas y sobre las obras que aquéllos nos legaron. Error imperdonable, si se tiene en cuenta que las lecturas son indudablemente el más importante bagaje que han tenido en el maravilloso peregrinar por la existencia y que ellas han sido, en la mayoría de los casos, el factor determinante para sus más importantes empresas. Lo cual no solamente es válido para los grandes hombres, sino también para el hombre común; por lo cual se ha dicho y repetido tantas veces aquel famoso aforismo: "Dime qué lees y te diré quién eres". De ese error no está exenta la mayor parte de las biografías que se han escrito, hasta ahora, sobre el Libertador Simón Bolívar.