Sin duda, ver los sistemas de salud desde la perspectiva de la investigación de operaciones impone nuevos retos que no son insalvables. Hay en los sistemas de salud desafíos y dilemas a los que quizás antes no nos veíamos enfrentados al trabajar en otras industrias o servicios. Desde dilemas éticos, causados por la naturaleza del servicio de salud como un derecho fundamental, bien sea porque en las decisiones que se modelan muchas veces están involucradas las vidas y el bienestar de los pacientes, o porque los objetivos de los sistemas de salud van más allá de la rentabilidad o la disminución de costos a los que estamos comúnmente acostumbrados (v. g., mejorar la cobertura o lograr equidad). Por otro lado, entender los sistemas de salud y las decisiones que en ellos se toman (para el tratamiento de los pacientes, para la planeación de las operaciones de los servicios o para la definición de políticas públicas) exige apropiarse de conocimientos que son ajenos a la formación tradicional en investigación de operaciones. Por fortuna, esto último exige la conformación de equipos multidisciplinarios, con personal asistencial (médicos, enfermeras, instrumentadores, terapeutas, etc.), con epidemiólogos, con funcionarios del Estado, con expertos en sistemas de información, calidad y acreditación en salud, entre otros. En estos equipos es también importante la investigación de operaciones, pues los complementa aportando una visión cuantitativa, analítica e ingenieril que algunas veces no tienen.