Autor de novelas magistrales, empezando por El cielo protector, a Paul Bowles le pasa lo mismo que a tantos escritores que alcanzan la cumbre en un gĂ©nero: se tiende a olvidar que tambiĂ©n la alcanzaron en otro. Esta antologĂa preparada y prologada por Guillermo Saavedra, es una muestra perturbadora y exquisita de su maestrĂa en el arte del cuento. Por citar solo tres de los que se incluyen en este volumen, "El tiempo de la amistad", "Un episodio distante" y "La delicada presa", son simplemente obras maestras.
Bowles perteneciĂł a ese linaje de norteamericanos inquietos que llevaron la piel hasta latitudes distantes de las que los vieron nacer e imaginaron en esas regiones tan ajenas las ficciones capaces de encontrar un sentido a la propia vida, no por contigĂŒidad sino por contraste. ResidiĂł durante dĂ©cadas en TĂĄnger, en una casa que fue un oasis para una legiĂłn de artistas y escritores que como Ă©l hicieron del viaje y de la exploraciĂłn de la identidad una forma de vida. BuscĂł sus huellas en el territorio africano, se enfrentĂł a culturas extremadamenta diversas, y sobre todo a la experiencia del silencio absoluto del desierto, a la abrumadora inmensidad del cielo, a la soledad. Sobrio y contenido, retratĂł sin perplejidad ni prejuicios el encuentro con esos otros mundos.
Sus ficciones, singulares y a menudo crueles, narran la extrañeza y la incomprensión entre diferentes y entre semejantes, entre el mundo årabe y occidente, entre personas de cualquier condición. "Esperanza hay, pero no para nosotros", escribió Kafka; Paul Bowles, con un ligero asentimiento de cabeza, seguro hubiera estado de acuerdo.