La brecha entre la teoría anglosajona y la teoría marxista lejos de estar superada está en tensión entre los interrogantes que la Sociología del Trabajo no puede contestar. Particularmente se destacan en el área de formación y empleo, los procesos de profesionalización problemáticos y la incidencia de la flexibilización de los mercados de trabajo que genera procesos crecientes de desprofesionalización y una vuelta a las preguntas teóricas que fundaron el campo de la Sociología de las Profesiones. La declinación o las transformaciones de algunas profesiones que son hoy enclaves para el desarrollo, como la ingeniería o de profesiones que se han expandido fuertemente desde sectores más informales en todos los niveles, como la informática, o los casi inexistentes, pero acuciantes estudios sobre el personal de seguridad, generan un área de indagación que interpela los límites entre la Sociología del Trabajo y la de las Profesiones.
Así aparece la necesidad de repensar sus aportes teóricos, en dirección de resolver la tensión en la frontera de ambas disciplinas, cuando se trata de analizar categorías socio-profesionales, procesos de inserción en el mercado de trabajo, de profesiones que han adquirido cierta notoriedad y masividad, como las vinculadas a la comunicación, a la informática, al cuerpo, al arte y a los servicios o que muestran desajustes en la formación y el trabajo y se alejan de los procesos clásicos de profesionalización. Por otra parte, muchos saberes profesionales se constituyen en el seno del aparato estatal en áreas específicas (como es el caso de abogados, médicos, ingenieros, sociólogos, etc.) y también hay casos en los que el saber profesional se ejerce exclusivamente, o casi, en el mismo Estado (científicos, diplomáticos, policías, militares, magistrados), generando procesos de profesionalización problemáticos, burocráticos o dominados por estructuras externas a la profesión misma.