Bajo el rótulo de «inquietud de desciframiento», El lugar de la violencia
horada líneas de campo, desvíos y callejones sin salida de la literatura de
Kafka, ahí donde el orden estriba en la inseguridad en el uso de los signos
y penetra el campo de fuerzas entre el poder y el símbolo. La
escenificación de la violencia aparece no como mera reproducción de
formas de dominación, sino como médium del sufrimiento donde las
heridas proporcionan un lenguaje y articulan vínculos entre soberanía y
sometimiento, exceso y prohibición, tabú y transgresión. Así la imagen de
la violencia es un encuentro entre formas de saber, poder, formación de
símbolos y juicios morales, desde la cual surge la génesis de la imagen
literaria y los conflictos paradigmáticos en torno a las formas de
dominación y técnicas de castigo. Asimismo, surge un programa en que la
literatura de Kafka se legitima y reacciona al carácter coercitivo de la
realidad por medio de la puesta en escena de las palabras que se
direcciona a su ilegibilidad; un desequilibrio que para Vogl, termina por ser
condición previa de una ética literaria.