Tras enterrar a su perro, TristĂĄn decide ganarse la vida tocando la guitarra por las calles. Pero lo que parecĂa un discreto y suave retiro hacia el fondo, se complica cuando cruza
caminos con Holly Red, el perturbado cantante de los Morrigan, y sus deudas con el mundo de la droga.
AdemĂĄs, la historia del soldado ruso Nikolai Vera emergerĂĄ del pasado para proyectar su alargada sombra en el presente. Siberia, un bĂșnker, el Submundo...
Y una canciĂłn: La balada del infinito.
"Es como una canciĂłn de Radiohead, una pelĂcula de Godard y un cuadro de Caspar: todo bien mezclado e inyectado en vena con una jeringa de papel impreso"