Las revolucionarias cartas de amor que la princesa de este libro le escribe a su misterioso destinatario van mĂĄs allĂĄ de las cuitas entre pelucas y miriñaques dieciochescos. PĂĄgina tras pĂĄgina de esta novela epistolar, el lector asiste a una gimnasia rĂtmica de la entrega, hasta descubrir que el sometimiento amoroso en estado de gracia no es mĂĄs que una forma radical de insumisiĂłn.
«Porque es asĂ, con una cuerda, como me atarĂa a Vos por la espalda. Para no poder caminar ni escaparme de Vos sin caer por el suelo. Para sentir cĂłmo el suelo se apoca a nuestros pies.»
Podemos decir sin reparos que la autora de La princesa sois Vos es hoy uno de los mayores talentos de la penĂnsula, una verdadera criatura de ritmo y verbo. Las ovejas que devora, los aldeanos a los que atemoriza pacen y trabajan solamente en su voz. Blanca Llum Vidal tiene Ăłrbita. Como los clĂĄsicos, supongo. Y, como ya se sabe, los clĂĄsicos no entienden de lĂmites, por no decir de idiomas.
Unai Velasco