La Ășltima noche del año era dura y frĂa, las calles de la ciudad estaban cubiertas de nieve, y una niña descalza las recorrĂa sin mĂĄs consuelo que la idea de encender uno de los fĂłsforos que llevaba en una cajita para vender, pero que nadie le habĂa comprado. Sentada en el suelo y hecha un ovillo, se atreviĂł a sacar uno y encenderlo.