Podemos definir como religiosidad aquella natural pulsión interior que conecta al ser humano con lo sacro a partir de un íntimo sentimiento de trascendencia.
Es en las religiones clásicas donde podemos encontrar más fácilmente una potente espiritualidad, sobre todo si nos acercamos a ellas sin prejuicios y entendiendo que en su historia aparecen los condicionantes y límites humanos y que los marcos y contextos culturales muchas veces han distorsionado su mensaje. Sin embargo, todo ello no impide que se encuentren en ellas enormes valores de sabiduría metafísicos, filosóficos y ético-morales, especialmente si se perciben a partir de esa religiosidad que es capaz de discernir y reconocer aquello que emana de la Fuente.
Budismo, cristianismo, hinduismo, islam, taoísmo, la religión del antiguo Egipto, los cultos mistéricos o el esoteros, señalan un camino: una vía. A su vez, guardan contenidos de enorme valor espiritual, del mismo modo que también aparecen con gran intensidad en el mensaje de los grandes maestros espirituales de la historia.
Este libro, al igual que el primero La Vía iniciática, ofrece una serie de reflexiones respecto a diferentes enseñanzas espirituales de estas religiones que, partiendo del impulso de la necesidad de Dios, proponen un camino que conduce al encuentro con Él.