Un sabio de nuestro tiempo. Un bon vivant. Un gourmet. Un erudito. Un recalcitrante amador casado seis veces. Un aficionado al fĂștbol. Un viajero curioso. Un inquieto buscador de lo espiritual. Por favor, señor Racionero, Âżnos podrĂa dar las claves de una buena vida, de su buena vida, atendiendo mĂĄs a lo material que a lo espiritual? ÂżUna sĂntesis de todo lo terrenal que complemente lo que nos brindĂł en el exitoso Espiritualidad para el siglo XXI publicado tambiĂ©n por Libros de Vanguardia?
A esta pregunta responde este Manual de la buena vida que destila los mĂĄs sabios consejos para ser feliz y resume lo mejor de una vida intensa. Un manual segĂșn la RAE es "aquel libro en que se compendia lo mĂĄs sustancial de una materia". La materia de este, sin embargo, no es la vida entera, con sus toneladas de paja, sino exclusivamente la vida que merece la pena ser vivida. A travĂ©s de los viajes, la gastronomĂa, el arte, las casas bellas, la voluptuosidad....
"La experiencia inmediata del placer, aunque buena en sĂ misma, no conlleva garantĂa de permanencia. Lo malo del placer no es que sea un vicio, es que no dura. Como en todo, el genio es durar. Se necesita una elecciĂłn inteligente y no poca sabidurĂa prĂĄctica para evaluar el placer obtenido contra el precio de su dificultad".
"Una confusiĂłn semĂĄntica es llamar amor a aquello que no lo es, y que es mĂĄs bien su opuesto: egoĂsmo, miedo, posesiĂłn, insuficiencia. A mi entender, el amor, en su acepciĂłn correcta, es una emociĂłn benevolente hacia el otro, mezcla de admiraciĂłn, deleite y deseo de que el otro sea libremente como quiera y haga lo que quiera hacer. AhĂ es nada: el supremo altruismo, tratar aquello que deseamos con absoluto respeto, sin interferencia exigente, gozĂĄndonos con su abrirse espontĂĄneo e incondicionado como si fuera una flor que miramos, olemos, tocamos, pero sin dañar ni cambiar nada a su perfume y su color. Eso es amar. Procurar a toda costa que el otro sea feliz a su manera".